Amaiur se integra

Toñi Santiago en los juzgados

Toñi Santiago se ha dado de baja en el PP por no apoyar este partido la ilegalización de Amaiur. Algunos se preguntaran por qué ha cambiado el PP de posición cuando no hace tanto era el partido que más insistía en mantener a los amigos de ETA fuera de las instituciones. La oligarquía de partidos es diferente a cualquier otra variedad. Mientras una oligarquía tradicional procura excluir a los competidores, la de partidos necesita incluirlos. Siente pánico por la disidencia, y en cuanto puede procura atraerla a sus filas. No importa tener que repartir beneficios con otros jugadores, pues mucho peor es arriesgarse a perderlo todo ante un enemigo exterior.
No me cabe duda de que Amaiur se integrará plenamente en la oligocracia monárquica, convirtiendose en el enésimo partidito socialdemócrata, con todo su folklore radical de izquierdas, igual que el BNG o ERC, y participará en el reparto presupuestado. Quienes se indignan, como Toñi Santiago, sólo pueden estar con dignidad en la oposición no al gobierno, sino al régimen.

Fascismo y Sindicatos

Giuseppe Bottai, Ministro de Economía Nacional de Mussolini.

Escuchar a los sindicatos "mayoritarios" estos días produce más repulsión que de costumbre. Porque repiten una y otra vez la falsedad de que los convenios colectivos son una conquista de la clase obrera. La queja se refiere sobre todo a la cláusula de la reforma laboral pepera que da prioridad a los convenios de empresa sobre estos. Pues bién debe saberse que los convenios colectivos son una invención fascista, introducida por Mussolini en la "Carta del Lavoro", aprobada por el Gran Consejo Fascista y promulgada en 1927 y luego importada por Franco como "Fuero del Trabajo" en 1938.

Los convenios colectivos convenían al fascismo porque hacen más facil controlar una economía centralizada, pero ¿porque UGT y CCOO los defienden? ¿Acaso es que añoran una economía fascista? ¿No será más bién que lo que añoran es la posición cómoda y servil de los sindicatos de aquel régimen? Yo propongo bautizarlos como los sindicatos paralelos (ya que no verticales), para que así sientan menos añoranza.

http://it.wikipedia.org/wiki/Contratto_Collettivo_Nazionale_di_Lavoro

Ni Reforma, Ni Conforma

Acabo de ver en las noticias de un canal de TV a una joven de no más de ventipocos haciendo un comentario ante la cámara, mientras esperaba en la cola del INEM. "Los logros que nuestros padres y abuelos conquistaron en la calle ahora nos los quitan de golpe", decía ella. Pero no sabe esta muchacha que quienes organizaron este sistema laboral fueron Franco y la Falange, así que no los conquistaron sus padres y abuelos, a no ser que fueran jefes provinciales del Movimiento o algo parecido.
Esta "reformita" no es más que otro pasteleo del régimen oligárquico que no va a cambiar nada, ni para bien ni para mal. La derecha socialdemócrata presumiendo en Europa de ser "extremadamente agresiva" y en casa rezando el rosario para que no le hagan una huelguita de la Señorita Pepis antes de las elecciones andaluzas.

Izquierda Descerebrada

Yo era un crío cuando los ultras de Fuerza Nueva o los Guerrilleros de Cristo Rey salían a la calle a dar palizas a los "rojos". Parecía que eran ellos los principales enemigos de los cambios que prometía la transición. Así se convirtieron en sus perros guardianes, al presentarse a la opinión pública que la alternativa a este proyecto serían ellos, lo que cualquiera detestaría. El mismo papel están haciendo hoy Izquierda Unida y sus compañeros de aventuras. Cuando más necesaria es una alternativa a la oligarquía corruptísima que nos arruina, la única visible es esta ultra izquierda de charanga y pandereta.

Cuando, estando España como está, la izquierda se dedica a hacer la campaña de imagen a un juez no sólo prevaricador, sino que es el perrillo faldero de un conocido banquero al que él llama "querido Emilio", y cuyo apellido es más descriptivo que su curriculum vitae, debe haber algo que no funciona bién en el cerebro de esa "izquierda". Mi tesis es que hay una brutal contradicción entre unos ideales supuestamente revolucionarios y la práctica de ser los perros guardianes de una monarquía oligocrática que rezuma corrupción por todos sus poros. Monarquía que les subvenciona y de la que son funcionarios en la práctica.